Quizás cuando pasen muchos años y sean adultos les contarán a sus hijos que de pequeños vivieron una pandemia, que saben que fueron meses duros, que no podían ir a donde deseaban ni abrazar a quienes querían, pero tal vez les sorprenda recordar ese verano del 2020 como un reducto de felicidad pura, de esa que se disfruta cuando puedes trepar a los tejados, subir a los árboles, tirarte al agua y luego refugiarte en los brazos de tus padres, seguro y protegido.
Puede que estas fotos contribuyan a crear ese recuerdo, y a valorar que lo que más importó esos meses, frente a la incertidumbre y la preocupación, fue poder disfrutar de un espacio seguro, de una familia dispuesta a mantener la alegría como una trinchera indestructible.