Mi terapia favorita después de un viaje en vacaciones es disfrutar las fotos que he hecho durante esos días y recrearme en las imágenes, editarlas sin prisas e imprimir algunas para verlas a diario en casa. Pensé en publicar una especie de cuaderno de viaje de nuestro segundo verano en Lanzarote pero bajar de las ciento cincuenta fotos era misión imposible, así que voy a dejarlo en unas pinceladas en negro, blanco y azul turquesa, que son los colores que me vienen a la mente cuando cierro los ojos y pienso en esta isla mágica, y que me traen recuerdos de mis hijos con los pies llenos de arena, el pelo revuelto por el viento y la sonrisa en la cara. Para que cuando entremos de lleno en la rutina diaria no olvidemos lo poco que se necesita a veces para ser felices.
Las fotos son un paseo rápido por Timanfaya, El Golfo, Los Hervideros, Las Salinas, Playa Mujeres al anochecer, Los Charcones de Janubio, La Geria, San Bartolomé, Teguise y el trocito de paraíso que conocimos al norte de la isla de La Graciosa.
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